“La voz es respiración convertida en sonido, enriquecido de vida capaz de producir imágenes tan dispares como oyentes o receptores existan”
Cuando una persona toma la decisión de desarrollar y profundizar con y sobre su voz, a veces por razones profesionales, personales o de salud, debe estar disponible para los cambios que todo proceso exige y los maravillosos descubrimientos que origina y se van desencadenando durante el proceso.
En primer lugar debemos registrar qué hábitos hemos adquiridos en nuestra vida, indagar – en la medida que nos permitamos a nosotros mismos- en el porqué de estos hábitos que ahora en nuestra edad adulta desarrollamos y nos identificamos con ellos como parte de nuestro yo.
En segundo lugar y la vez que identificamos esos viejos hábitos, descubriremos y compararemos en nuestro cuerpo cuales son los referentes, las posiciones más favorables para una sana y adecuada fonación.
Una vez hemos conseguido llegar a esta primera parte, nuestro “propio diagnóstico” está identificado y planteado, entonces la confianza en nuestro propio cuerpo y en el trabajo que en cada uno de las sesiones practicaremos juntos, serán la base para empezar a sorprendernos de nuestros nuevos sonidos y esa singular melodía que cada uno somos capaces de producir, única e irrepetible.
Tu timbre de voz es algo que te distingue, es tan personal como nuestro propio cuerpo. Ambos, tanto la voz como el cuerpo, es el fruto de nuestras experiencias y vivencias, nos singulariza y a su vez estas experiencia vividas son el fruto de nuestra forma de pensar. Nuestro propio aspecto exterior no es más que un reflejo de nuestro interior. Y yo personalmente opino que el trabajo que desarrollamos con la voz es algo que traerá cambios en tu vida porque una consciencia de tu voz, te hará ser consciente del lugar que ocupas en tu vida, con tu pareja, con tus amigos, en el ámbito laboral, … Por lo que el trabajo sobre la voz, es un campo de investigación sobre nuestro yo íntimo, que no siempre es fácil llevar a cabo ya que tenemos que dejar de lado esas costumbres que hemos adquirido sobre el habla durante toda nuestras vida para dejar paso a una voz más personal, humana y sincera.
Una de las particularidades del entrenamiento vocal es la subjetividad del sonido que producimos y escuchamos, y de ahí la importancia de un profesor que guíe las sesiones y ejercicios, ya que oye y percibe el sonido desde fuera y esta objetividad es fundamental a la hora de valorar el trabajo, evolución del entrenamiento y que el proceso se desarrolle de una manera correcta y sana.
Los sonidos que producen mis cuerdas vocales que posteriormente son armonizados por mis resonadores, llegan a mis oídos a través de mi propio cuerpo, es decir, por dentro, mediante la resonancia de mis huesos y la masa muscular y agua de que está compuesto mi cuerpo, funcionan como conductores del sonido. Por lo tanto el sonido que nuestros tímpanos perciben de nuestra voz no tiene la calidad, intensidad y sonoridad que la voz que yo escucho desde fuera. Por ello, la opinión que generalmente tenemos sobre nuestra propia voz, no es de todo fiable, ni objetiva por supuesto, es por ello la importancia de un profesor, guía o coach para llevar a cabo el entrenamiento. Esto explica, como las primeras experiencias cuando oímos nuestra voz grabada suele ser en ocasiones “traumáticas” ya que se produce un enfrentamiento del yo real, con un sonido que proviene de nosotros y no coincide con lo que hasta el momentos concebíamos que nos pertenecía y definía. La idea que teníamos de nosotros y cómo “sonamos” no coincide con esa voz grabada, entonces los prejuicios empiezan a aparece… y todo eso sencillamente porque el sonido que producen nuestras cuerdas vocales hace un recorrido diferente hasta llegar al tímpano.
Desde nuestra propia fisonomía, nuestros huesos, ángulos faciales, masa muscular, anchura de espalda, hasta el espacio dónde nos encontramos, los materiales que nos rodeas, la porosidad de las paredes, la ropa y tejido que llevamos y lleva la persona con la que estamos hablando, todos son factores que condicionan nuestra voz, en timbre, resonancia, altura, intensidad y proyección.
El trabajo vocal es un maravilloso y sorprendente camino, también laborioso y debe hacerse con minuciosidad. Te aseguro que experimentaremos y ampliaremos las posibilidades de nuestra voz y nuestro hablar, mediante ejercicios, lecturas, grabaciones que nos servirán como prueba de nuestra evolución. Ya que con frecuencia durante los entrenamientos, una vez inmersos en el proceso, suele perderse el referente de partida.
Trabajaremos desde la forma y la articulación –siempre dependiendo de las necesidades y disponibilidad de la persona – pero desde el principio y en cada uno de las sesiones reservaremos un espacio para dejar al cuerpo que hable por sí sólo, sin premisas determinantes y dejando que la intuición del momento, del texto y de la acción física haga su papel.
Desde aquí te animo a que pruebes un par de sesiones, te pongas a prueba, ambos nos pondremos a prueba, es el camino del cambio y el propio progreso, tu propio proceso y aprendizaje a través de la voz que repercutirá en otros aspectos de tu vida. Es inevitable, nada está separado; voz, cuerpo, persona.